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«Antifascistas», por don Óscar Vela

Winston Churchill fue sin duda uno de los grandes personajes del siglo XX. Político, estadista, escritor, historiador, periodista, jugó un papel decisivo durante la Segunda Guerra Mundial...

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Foto: Wikimedia Commons.

Winston Churchill fue sin duda uno de los grandes personajes del siglo XX. Político, estadista, escritor, historiador, periodista, jugó un papel decisivo durante la Segunda Guerra Mundial y mantuvo en alto el ánimo de los británicos y de todas las naciones amenazadas por Alemania.

Fue un hombre genial, dueño de un humor brillante y ácido, de oratoria contundente y de una innegable clarividencia intelectual. Sus frases célebres han pasado a la historia y gozan precisamente de un efecto atemporal por su asombroso acierto frente a la realidad. Hace unos días, el escritor Javier Cercas, que presentaba su nueva novela, ‘Independencia’, situada de forma estratégica en Barcelona, rescataba esta frase de Churchill a propósito de ciertos políticos españoles: “Los próximos fascistas se presentarán a sí mismos como antifascistas”.

Resultan proverbiales las palabras del ex primer ministro del Reino Unido que tuvo en los nazis, y especialmente en Adolfo Hitler, a su gran enemigo (una famosa frase suya es: “No odio a nadie, excepto a Hitler y eso es profesional”), pero que vislumbró al fascismo exterminador de entonces reflejado en varios tiranos de larga, perniciosa y duradera data, hoy tan cercanos ideológicamente al nacionalsocialismo pero enmascarados como antifascistas.

Una de las facetas menos conocida de Churchill es la de escritor, pese a que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1953. Ciertamente se trata de uno de los premios más cuestionados de la historia por haber recaído en el enorme personaje político, pero la consideración de la Academia para tal concesión se hizo por “su maestría en la descripción histórica y biográfica, tanto como por su brillante oratoria, que defiende exaltadamente los valores humanos”.

Los discursos de Churchill, inspiradores e incisivos, están llenos de frases extraordinarias y, cómo no, dada la época, también de beligerancia y desafío, pero en ellos abunda la inteligencia y el engranaje perfecto de las palabras. Dijo, a propósito de los héroes de la batalla aérea de Inglaterra: “Nunca en el campo del conflicto humano, tanta gente le debió tanto a tan pocos”. A su predecesor, Neville Chamberlain, lo sepultó políticamente así: “Se te ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra y elegiste la deshonra, y también tendrás la guerra”. O esta otra, toda una enseñanza de vida: “En la guerra, resolución; en la derrota, desafío; en la victoria, magnanimidad; en la paz, buena voluntad”.

Además de sus obras históricas, políticas, militares y de sus memorias, Churchill escribió varios cuentos entre los que sobresale el inigualable ‘Hombre al agua’, una fascinante narración que se la puede leer en español traducida por Javier Marías.

Hombre de gran personalidad, fumador y bebedor empedernido, dejó un legado de compromiso con su patria, la democracia y la libertad, pero también sentencias maravillosas: “El carácter se manifiesta en los grandes momentos, pero se construye en los pequeños”.

Este artículo apareció en el diario El Comercio.

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