El diario El Universo publicó un artículo de León Roldós Aguilera que, entre otros temas, sobre el trabajo de doña Rosa Amelia Alvarado, miembro correspondiente de nuestra Academia. Lo reproducimos a continuación:

Cuando el año 1964, Rosa Amelia Alvarado Roca dio inicio a la Revista Hogar, su intención fue que exista un medio que se involucre en los temas del hogar y de la mujer, con contenidos que privilegien los espacios que lleven a reconocer y estimular lo cualitativo en sus diversos roles de vivencias.

La admiración que debemos a las mujeres no debe limitarse a su belleza y al encargo divino de ser madre.

Una definición de Rosa Amelia fue la singularización de las destacadas en varios espacios, otorgándoles título de mujeres del año, reconocimiento que, a la vez, se constituyó en estímulo para su mayor éxito y ser ejemplo a seguir.

El haber trabajado en educación y cultura desde 1961 —entonces de 19 años de edad— me involucró en espacios donde mujeres alcanzaban los primeros espacios en calidad de trabajo, en ejercicio y con evidencias de verdadero liderazgo. En áreas financieras y de negocios, otros espacios de gestión profesional, pienso que los méritos de las mujeres, para ocupar los primeros planos, sufrieron rezagos, aun cuando singularmente eran de mucha calidad.

En el edificio Montecristi —Baquerizo Moreno y Nueve de Octubre— con mi familia, éramos vecinos del hogar modelo que formaban Raúl Clemente Huerta y Mercedes Ortega de Huerta, que a sus hijos Emilio Clemente y Reynaldo y a mí, aun estudiantes, nos decía: “A las mujeres que vean con frecuencia, aun cuando no se las hayan presentado, salúdenlas”.

Corría 1991 —yo tenía 49 años y ya una vida cumplida en lo profesional y en lo político— y frente al edificio Montecristi llegó una nueva vecina, que, a los pocos días, unas amigas suyas —en ropa deportiva— la llevaron lesionada. Pasé la calle y ayudé a subirla y, en palabras que simbolizan lo que sucedió, luego nunca bajé, fue mi compañera de vida, Mechita Icaza Olvera, con quien formé hermoso hogar hasta su muerte en junio del 2005. Mechita amaba el deporte, el que más practicó fue el básquet, llegando a ser de las basquetbolistas más destacadas de la región, en su selección ideal.

Antes de finalizar el 2005 coincidimos con Rosa Amelia en que debíamos definir a la deportista del año y al premio se lo denominó con el nombre de Mechita. Estructuramos un grupo de trabajo —al que tiempo después se sumó quien hace feliz mi vida en matrimonio y hogar, Sylvia Paulson Vernaza— para revisar opciones. Puedo citar a las designadas año a año. Solo voy a mencionar a una, la de 2016, entonces, promesa, hoy medallista de oro en halterofilia, pesas, en las Olimpiadas de Tokio 2021, Neisi Dajomes.

El jueves 10 de febrero de 2022 fueron homenajeadas en Hogar por su valía internacional en deportes durante el 2021: Neisi Dajomes, por la medalla de oro mencionada, y Tamara Salazar, por la medalla de plata, en el mismo deporte. En los Juegos Mundiales Paralímpicos de Tokio —deportistas con alguna forma de discapacidad física— fueron medallistas en lanzamiento de bala, con oro, Poleth Mendes y, con bronce, Anaís Mendes; y en salto largo, Kiara Rodríguez fue medalla de bronce. En ajedrez fue homenajeada la maestra internacional Carla Heredia.

Seis mujeres de primera, para gloria del Ecuador.