Por Susana Cordero de Espinosa

Escribamos  un párrafo corto con estos tres verbos que convergen en el título, porque los tomo,  para estas cápsulas, en orden alfabético:

El abuelo no me ha convencido de que pertenecemos a la aristocracia: cuando le he corregido delicadamente,  contándole que hoy la aristocracia procede del dinero y no de la calidad familiar y personal, comentó: ¡Ah, el dinero ha corrompido hasta nuestro pasado!…

Usemos, siguiendo el sentido de este parrafito azaroso, los adjetivos correspondientes a corregir, convencer y corromper, que son correcto, convicto y corrupto

¡Qué pena siento, si lo  que dices es correcto!, contestó, el abuelo. ¿Soy, pues, reo convicto de vanidad?

En esta respuesta,  el estilo del abuelo resulta anticuado, como lo es su idea de la aristocracia familiar, pero la frase es correcta, porque correcto, correcta son adjetivos que significan ‘libre de errores’: La carta, tan correcta, resulta muy engolada…    Dicho de una persona, significa ‘de conducta irreprochable’: Todo ser humano que ejerza el mando,  ha de ser correcto de principio a fin…

El adjetivo convicto, convicta, se emplea en un único sentido: ‘Dicho de un reo: Que ha cometido un delito que ha sido probado, aunque no lo haya confesado’: La reo convicta de crimen atroz, pasará su vida en la cárcel. 

Reo es común en cuanto al género, es decir, puede emplearse,  tanto para el masculino como para el femenino: El reo, la reo, También se acepta el femenino rea, muy poco usado. 

Convicto, empleado como sustantivo,  significa presidiario,  término poco usado entre nosotros, que preferimos ‘preso’.  El convicto se ha tranquilizado al aceptar su prisión. 

En cuanto a corrupto, término que, por desgracia, cunde en el ámbito de nuestra política, nada podemos añadir; digamos, más bien, cuánto deseamos que los corruptos y corruptas sean ejemplarmente castigados.

Quede engolado,  para otra ocasión…