Cómo dejar,
como quien deja un traje por cansancio,
la enajenada piel
tan harta de mi sombra;
y esta remisa mansedumbre
en que he perdido el hilo de mí misma.
Qué arenas increíbles inventar
de puente hacia el vacío
si de rodillas y a solas como un grito
me doy contra el espejo de mi sombra.
Ir hacia parte alguna y retomar
el áspero camino de regreso
a mi antiguo camino.
Ir hacia parte alguna
en donde el sueño
—como perro de viejo conocido—
se haya tendido al pie
para aguardarme.
Fuente: Poesía ecuatoriana (antología esencial), prólogo y selección de Sara Vanégas Coveña, Cuenca, Universidad del Azuay, 2019.