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«El habla castellana popular en la literatura oral ecuatoriana», por Laura Hidalgo Alzamora

Ponencia presentada en el XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española que se realizó de 4 al 8 de noviembre en Sevilla.

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Ponencia presentada en el XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española que se realizó de 4 al 8 de noviembre en Sevilla.

El intento de estudiar algunos detalles del “Habla” me sobrecoge, ya que en el habla está escondido un mundo interior de pensamientos y sentimientos, que, ni siquiera la propia conciencia del hablante, conoce. Por lo tanto, solo traigo a esta reunión un pequeño aporte referente al Habla de nuestra Lengua Española. Y pongo a consideración de ustedes, pequeñas muestras del inmenso material que existe en las voces populares. Esta vez, en la literatura oral ecuatoriana.

El Ecuador, país situado en la mitad del mundo, es pequeño, pero pequeño sólo en territorio, porque es grande en la belleza de la naturaleza, la riqueza de su suelo y la diversidad étnica y cultural que abriga.

Si hablamos de diversidad étnica, el Ecuador abarca actualmente 15 nacionalidades y 23 pueblos indígenas o grupos étnicos. Hay 14 diferentes lenguas en el Ecuador de hoy. En conjunto, la suma de todos estos habitantes forma un porcentaje pequeño en el conjunto de la población nacional.

En cuanto a la diversidad cultural, ocurre que cada grupo tiene su propio. pasado y por lo mismo, su propia cultura.

Por CULTURA entendemos el resultado del encuentro de dos factores: El primero de ellos es la Enculturación o forma de vida heredada, que viene de la repetición de los modos de pensar, sentir y actuar de la generación precedente. La forma de vida de los mayores es vista, por cada nueva generación, como acertada y digna de imitar. Tal convicción se adquiere por repetición de actitudes desde la infancia, a lo que se suma la explícita voluntad de que así sea, expresada por la generación anterior. En esa forma llega la cultura heredada a la nueva generación, parcialmente con su voluntad, pero, en gran parte, inconscientemente. Este proceso es el que se denomina Endoculturación.[1]

 El segundo factor que interviene en la formación de la cultura, es la llamada Difusión.[2] Esta consiste en la influencia de otras culturas con distintas actitudes y características que son copiadas o imitadas. Es fuerte esta difusión en nuestros días, dada la facilidad en la comunicación. Dice Marvin Harris[3] que: lengua, gobierno, religión, leyes y alimentación son, en gran parte, préstamos difundidos desde otras culturas.

 Con relación a los factores enológicos citados, hay algunos datos históricos que competen al idioma. Por ejemplo, cabe recordar que el actual suelo del Ecuador, desde tantos siglos atrás, está habitado por muchas comunidades indígenas distintas. Luego, el Incario conquista ese territorio e impone la Lengua Quichua. Allí se produce un masivo primer cambio lingüístico en esta zona, y es un cambio fuerte, pues hasta hoy existen, en el Ecuador, 17 grupos étnicos que hablan Quichua en sus comunidades. Poco tiempo después, en el siglo XV, con el Descubrimiento de América se produce un segundo cambio idiomático al llegar la Lengua Española.

Además hay, en el Ecuador, un tercer acontecimiento en el lenguaje, y es que en 1553, se suma a la población, en el norte de la Costa del Ecuador, un grupo de negros africanos que escapan de sus amos y se autoproclaman libres. Aquellos negros pertenecen a diversas tribus del África, cada tribu con su propia lengua. Dice la Historia que los negros esclavos no se entienden entre ellos cuando llegan a América.

El embrollo de tantas lenguas indígenas más las africanas es muy fuerte, porque cada lengua, con su gramática y sus categorías de palabras, construye formas de pensamiento incompatibles entre gente que pertenece a distintas comunidades lingüísticas. El conflicto termina y todos pueden comunicarse cuando la Lengua Española se impone, se expande con la gestión de los sacerdotes de la Iglesia Católica que vienen a catequizar y la Lengua del vencedor se convierte en uno de sus símbolos de Poder.

 Tal vez sirvan estas breves acotaciones para una mejor comprensión de las características del habla popular que presento a continuación, con ejemplos tomados de dos regiones geográficas: la Costa y la Sierra del Ecuador.

 LA COSTA:

Ésta comprende una amplia franja de territorio que bordea el Océano Pacífico con hermosas playas, y abarca toda la extensión desde Colombia hasta Perú. El clima es cálido. Su economía se mueve en el comercio, la agricultura y la artesanía. Hay en su territorio dos refinerías petroleras. Su población es de gente alegre, extrovertida, muy sociable y emprendedora. Allí surgen, muchos siglos antes de Cristo, las importantes culturas de Chorrera y Valdivia, con sus famosas “Venus”[4] de cerámica milenaria.

Los campesinos que habitan junto al mar se autodenominan “cholos”, y los que están hacia el interior, en zona de los ríos, sus afluentes y pequeñas montañas de la Costa, son los llamados “montubios”.

 Los montubios expresan sus pensamientos y sentimientos a través de poemas cantados que llaman “amorfinos”[5]. Un amorfino es una “copla”, es decir una cuarteta de octosílabos rimados, estrofa española nacida en el medioevo.

 La copla es la estrofa preferida en todos los pueblos hispanohablantes por ser pequeña y con versos fáciles, ya que su métrica octosilábica coincide con la del grupo fónico propio de nuestra Lengua.

Los montubios cantan sus amorfinos al son de una guitarra, y con cualquier melodía, generalmente en música de las canciones de moda. Los asistentes bailan y, si en la fiesta hay un par de guitarras, se arman diálogos y competencias de amorfinos. La gente aplaude y se divierte en la reunión. Veamos algunos amorfinos donde se puede conocer los rasgos del habla dialectal de esa zona:

Pa’ jacer que vos me quieras,
Pa’ tu cariño arcanzar
robé semilla der viento
siembré una rosa en la mar.
                                                  Der cogollo de la parma
                                                  si no llueve está goteando,
                                                  así está mi corazón
                                                  si no llora, sospirando.
Qué le pasa a la Manuela
que le llamo y no responde,
si le habrán cortao la lengua,
o se habrá quitao er nombre.
                                                  Jabla si es que vaj hablar
                                                  con tus sílabas completas,
                                                  no te guervas a quedar
                                                  como el ternero en las tetas.
Cuando veo una morena
me le voy a medio lao,
como el gavilán al pollo,
como la garza al pescao.
                                                  No me vengas con regüelos
                                                  que parecej el cucube,
                                                  que en cuanto crían las alas
                                                  apriende a volar y juye.

Algunas observaciones:

A nivel fonético:

En toda la Costa ecuatoriana, el fonema [rr] (apicoalveolar vibrante múltiple sonora), se pronuncia (en cualquier ubicación silábica) con exagerada vibración. Esta es una de las características del habla costeña ecuatoriana.

En estehabla se dan, fonéticamente, algunas alteraciones de manera espontánea y natural. Muchas se refieren a supresiones, adiciones o cambios de fonemas. Por ejemplo: suprimen /e/, /d/, /r/, /s/ en coda silábica:

 vien = viene, facultá = facultad, lejo =lejos.

También hay esa supresión con otros como /o/, /k/. Ejemplos:

 hidravión = hidroavión, leciones = lecciones, pepetua = perpetua.

La supresión de fonemas consonánticos es frecuente en coda interna compuesta: Por ejemplo:

 intrución = instrucción.

Hay fonemas que no se realizan al principio de palabra en fonema de cabeza silábica como:

 clipsar= eclipsar, onde = donde.

La alternancia o aumento de fonemas es común:

 juin =fin.

 Los textos de la Costa mencionan con frecuencia los animales y plantas de su hábitat. Se ve la identificación de esta población con la naturaleza y el mundo que les rodea.

Es interesante ver las diferencias del habla dialectal en dos épocas diferentes. Por ejemplo, comparando algunos amorfinos recogidos en la década de 1930, por el escritor ecuatoriano Alfredo Pareja Diezcanseco[6] y los amorfinos que se escuchan en nuestros días. Estos últimos tienen pocas alteraciones fonéticas. Por ejemplo:

Si yo canto el amorfino,[7]
no lo hago por afición.
Canto porque soy montubio
y lo llevo en el corazón.

El cantor hace una sinalefa entre los dos últimos versos citados. Une el fonema final del tercero con el primero del cuarto verso (bioy) para no dañar esos dos octosílabos. Estos cantores defienden el ritmo, sobre todo. Alteran género y número fácilmente, pero consiguen la rima y la métrica deseada.

En la parte norte de la zona costeña habita el grupo de raza negra antes mencionado. Ellos tienen poemas que denominan “Décimas”[8]. En palabras de la preceptiva académica son glosas. Cada glosa ecuatoriana está compuesta de una cuarteta y cuatro décimas. Impresiona comprobar cómo los decimeros han pasado muchos de esos poemas de generación en generación desde tiempos de la Colonia hasta hoy. Tienen tan arraigada la estructura y el ritmo, que no solo repiten las de antaño, sino que improvisan Décimas con cualquier tema, el que sea pertinente para el momento en que están.

Hay décimas que llaman “A lo Divino” y otras “A lo humano”, ya sea que traten temas religiosos o no. Recordemos que, para un negro, aprender las Décimas que tratan de la Doctrina Cristiana, aquellas llamadas “Décimas a lo Divino” era, en la Colonia, uno de los requisitos para alcanzar la libertad.

 Las décimas del segundo grupo, las que ellos llaman “A lo humano” tratan una inmensa variedad de temas que atañen a la comunidad. Lo personal no interesa sino solamente lo grupal, pues ese es uno de los requisitos de la literatura oral. En esas décimas, presentan temas desde lo histórico, con la seriedad que corresponde, hasta lo humorístico a propósito de ciertos comportamientos del grupo. Con esos poemas, los decimeros educan, enseñan valores morales y sociales a sus semejantes, y entretienen a la comunidad. El gesto, la mímica, las pausas oportunas, según la reacción del auditorio, y la entonación de la voz trasmiten con mucha fuerza el mensaje de estos poemas.

A continuación, muestro una “Décima a lo humano”:

El pico del zancudo[9]

  1. Le corté el pico a un zancudo
  2. y formé una carabina
  3. para matar un chovoso[10]
  4. que vi volá’ en la Argentina.
  5. Yo de Hamburgo le apunté,
  6. me dirigí a Guayaquil,
  7. cuando sonó el cañonazo,
  8. maté un buey en el Madril.
  9. Y yo al instante corrí
  10. a buscarlo ’onde cayó
  11. porque hasta el Brasil se oyó
  12. los tiros en Patamburgo;
  13. y con una cortapluma
  14. le corté el pico a un zancudo.
  15. El zancudo era tan grande
  16. según lo dice la suma,
  17. que tenía quinientos metros
  18. fuera de cabeza y pluma.
  19. Pero no dentro en las uñas
  20. ni el pico ni la garganta,
  21. solamente de las patas
  22. yo fabriqué una flotilla.
  23. le corté el pico a un zancudo
  24. y formé una carabina.
  25. Era grande el animal
  26. que parecía un serpentón,
  27. tenía seiscientas libras
  28. fuera de conversación.
  29. De las pata’ hice un fogón
  30. y de las uñas un sacho.
  31. De las plumas formé un rancho.
  32. Fabriqué un rifle famoso.
  33. Le metí quinientos tiros
  34. para matar a un chovoso.
  35. De lo’ diente’ hice las balas,
  36. del hueso hice la baqueta
  37. también fabriqué la llave
  38. y el cañón de una escopeta.
  39. Del ojo hice camareta’.
  40. Le disparé en Guayaquil,
  41. lo oyeron hasta el Brasil,
  42. hice temblar la Gran China.
  43. Dijeron: “Cayó el chovoso
  44. que vi volá’ en la Argentina”.

En este poema vemos que los cuatro versos de la copla inicial se repiten en los versos números 14, 24, 34 y 44. Así se cumple la estructura preestablecida.

Podemos ver también que se repiten los detalles fonéticos precisados al tratar sobre los amorfinos, es decir, se confirma que esos son algunos rasgos de su habla dialectal.

Así, estos poetas populares, sueñan con viajar, imaginan y mencionan ciudades, aunque no recuerden bien los nombres, que tal vez escucharon en la playa. Pero no importa, se trata de subir su autoestima y divertir a los oyentes, valiéndose de una combinación de hipérboles, metáforas, y paradojas (que ellos tampoco saben de lo que se trata), y en su peculiar manejo del idioma. Pero, eso sí, con la métrica y la rima bien puestas y, sobre todo, con esa convicción del ritmo que es parte de su raza.

Ellos no pueden negar que el innato realismo mágico sudamericano es su progenitor.

Nivel fonológico:[11]

En los poemas de esta región hay rasgos fonológicos frecuentes como unos pocos que muestro a continuación:

Para connotar el modo imperativo, dan acentuación de vocablo agudo a las formas del indicativo o del subjuntivo, y algunas veces, sin que coincida la persona gramatical en la conjugación: Por ejemplo, en las competencias de declamadores, se hacen preguntas para derrotar al contrincante y recibir el premio, que consiste en una flor del árbol de guayacán, dicen:

Matemáticas sabrás
si sos número estudiado,
que me sumés por quebrado
y que también dividás.

Di cuánto es quince por cinco
si es que sabés numerar,
quien sabe multiplicar,
eso lo contesta al brinco.

Nivel morfosintáctico:

En el nivel morfosintáctico hay fenómenos que ocurren por varias razones, como la falta de concordancia de género y número en la construcción de la frase. Ejemplos:

“Ochocientos balas – las chinches – varias criatura – la escarmienta
más de miles seres – un denuncio – varios camarón – niñas colegial

Estos poetas cantores consiguen la rima en sus coplas con la libertad arriba señalada, y entonces escuchamos, por ejemplo:

La más morena me dijo
que era hija de Ramón,
por eso me regaló
unos varios camarón.

Nivel semántico:

La interrelación entre la materia lingüística y el sentido atrapado en ella, explica que todo cambio de significado corresponde a un cambio de mentalidad. A menudo se observan cambios de significado producidos por asociaciones sensoriales, motivación que guarda relación con las características síquicas de ese grupo humano. Algunos ejemplos:

De “motivación visual”: (plan = superficie.) (blindado = con sellos)

Yo voy por el plan del agua,
traigo mi certificado,
mi pasaporte blindado
del mesmo Gobernador.

O de “motivación auditiva”: (verdulería = charlatanería):

Ya el marido no le aguanta
cuento ni verdulería.

A nivel léxico, una palabra se usa con sentido opuesto: yo sí = yo no

Yo sí, no quedo conforme,
de la cárcel sale este hombre…

La supervaloración del yo se manifiesta con el desplazamiento del sentido de una palabra, por ejemplo: nación suena con una terminación fonética que asocia al aumentativo y se usa en vez de” nacimiento” u “origen”. Por ejemplo:

“Mi nación es conocida”

quiere decir: “Mi cuna, mi familia es de buen nivel, es conocida”.

En tantas expresiones dialectales que aparecen en los poemas, se exteriorizan, desde una apreciación lingüística, los conflictos, ansiedades, alegrías y esperanzas de sus autores.

Hemos visto hasta aquí algo de literatura oral en verso en la Costa. Ahora veamos qué nos muestra la Sierra de su literatura oral en prosa.

LA SIERRA:

La Sierra del Ecuador está ubicada junto a la Costa, hacia el lado oriental. Su suelo abarca la solemne majestad de la Cordillera de los Andes, con sus dos ramales, Oriental y Occidental. Entre ellos, la Sierra luce una sucesión de hoyas existentes, gracias a “Nudos”, que surgen de tanto en tanto, como si se dieran la mano los dos ramales de la Cordillera. Esas hoyas muestran un esplendoroso verdor en su suelo fecundo. Y para sorprendernos, de rato en rato, aparecen esbeltas montañas nevadas, brillantes, que se exhiben a los lados con una altivez de guardianes.

 La agricultura, la ganadería y el comercio son el sustento de esta zona.

La población tiene un carácter menos extrovertido que las personas de la Costa. El volumen de su voz también es menor.

El pueblo serrano, en defensa de la memoria colectiva, refuerza nuestra identidad cultural con sus cuentos, leyendas, decires y más, que vienen de un largo viaje. Han recorrido de labio en labio por generaciones, transmitiendo en esas voces los testimonios, creencias y secretos del pasado.

A propósito de la Naturaleza en general, y de las enormes montañas nevadas mencionadas, hay un relato muy difundido en la provincia que lleva su nombre y es el Chimborazo:

EL CUENTO

Los hijos del Chimborazo

“Dizque las mujeres, las indígenas, salían a pastar los animales, o sea que se quedaban dormidas y amanecían embarazadas, y tenían unos hijos bien blanquitos, con pelo rubio y, así decían, que son los hijos de la montaña. O sea que eran aquí blanquitos porque eran hijos del Chimborazo. Que las indígenas se habían quedado dormidas y que por eso eran bien blanquitos.”[12]

El mismo informante narra este otro relato:

La laguna de Balbanera

“Esa laguna dice que… bueno, contaban los antiguos, que ha sido un terreno seco, y un día habíanovios en una casa, bien lejos de la laguna. Entonces dicen que fueron a pedir una paila, fueron. A lo que ellos venían con la paila, dizque se pusieron a descansar… como era tan pesada.

Y dizque comenzó a llover, pero poquito, poquito, como… solo en esa parte donde estaba la paila, y ellos, como era pesada y no pudieron llevar, el agua quedó en la paila y ellos vieron: de lo que estaba lleno, comenzó a regarse. Y allí se formó lo que ahora es la laguna, la laguna de Colta, algunos dicen Balbanera, algunos Colta.[13]

En los cuentos anteriores se ve un lenguaje inseguro. También hay presencia de muletillas. La repetición de palabras y la insistencia en repetir alguna acción son constantes en la literatura oral, porque el informante repite y repite algo que no quiere que pase por alto en la mente del que escucha.

 La redundancia también se debe a las condiciones físicas de la expresión oral ante un público numeroso. No toda la población entiende todas las palabras pronunciadas por el que habla, aún por problemas acústicos. El orador dice lo mismo o algo equivalente dos o tres veces. Si se le escapa una de esas formas, otra llegará al oyente.

Para los indígenas del Ecuador, la tierra, las montañas, los ríos, la naturaleza en general, son seres vivos, con las mismas características que los seres humanos. Por tanto, hay que tratarles como tales. En la provincia de Imbabura está la enorme y hermosa montaña” El Imbabura”. La comunidad la llaman “Taita Imbabura” (Padre Imbabura) y le guardan el mismo respeto que a un padre. Hay, en las faldas de esa montaña, planicies que son cuidadas como altares para las grandes celebraciones en su honor, y le consideran el guardián de la comunidad. El Taita Imbabura también tiene su pareja que es la “Mama Cotacachi”, montaña que se levanta más al Norte, en el otro ramal de la Cordillera. Ella usa unos trajes de nieve muy elegantes. Es tan bella la “Mama Cotacachi” que, a veces, también le hace la corte el nevado Chimborazo, pero ella es una amante fiel. En esas ocasiones, el Taita Imbabura se molesta y arma unas tempestades con rayos y truenos estremecedores. Al fin, se calma, y sale el arcoíris para anunciar que llega la paz.

 El respeto de la raza indígena a la Tierra y a la naturaleza es muy hondo.

 Los indígenas dicen: “La tierra no nos pertenece. Nosotros le pertenecemos a la Tierra”.

 OTROS CUENTOS

Veamos el lenguaje de una informante indígena de la Sierra:

El cóndor y la pastora:

Me contaban también que antes, ha sido no, decían los mayores que había conversado, que había así una pastora que en el cerro, es que iba a pastar un borrego, ¡los borregos! Y de ahí dezque había venido un jovencito puesto poncho, así azul oscuro, con una corbata blanca, y dezque la enamoraba a la jovencita pastora de los borregos. De ahí ella también, ya se ha de ver ilusionado, ya se enamoró. Entonces, de ahí es que se ha ido él cargando a ella, ese jovencito. Y no ha sido joven sino que ha sido el… como ahora se conoce, “el cóndor”. Ése ha sido, no ha sido un joven humano, sino ha sido cóndor, y a ella le lleva cargando y los borregos se quedan ahí (risas). Y ya jamás apareció porque dezque había llevado a una peña que habido una cueva, ahí dezque le tenía. Y ya antes los papases ya buscando, buscando le han encontrado, pero no dezque le podían bajar de arriba porque son peñas pues, peñas altas y ahí… dezque le tenía a ella.”[14]

En este último cuento, la “narración” tiene una forma funcional propia de las culturas orales primarias, donde no es posible manejar categorías complicadas ni abstractas. Estas comunidades crean narraciones con historias de acción humana combinada con la magia de la fantasía y así guardan, organizan y comunican lo que les interesa.

Por supuesto que, en otros casos, la narración es capaz de reunir una gran cantidad de conocimientos y creencias populares, en relatos sustanciales y extensos, que se vuelven perdurables. Conocemos muchísimos. Así mismo, hay textos cortos, como “máximas, acertijos, proverbios, adivinanzas” y otras formas que, siendo breves, también perduran.

OTROS CUENTOS DE LA SIERRA

Las brujas de Chambo: (Variante 1)

Dicen que son brujas voladoras. Las brujas hacen el mal al prójimo e inclusive dicen que le matan. Eso dicen de las brujas. Verán, antes dicen que así mismo, que ha habido una niña que ha sido del barrio de San Juan, y estaba con otras guaguas jugando. Entonces dice que la bruja les ha dicho que ella se iba a convertir en “Cuyembite”, por querer decir “culebrita”. Entonces dice que entra y al cabo de unos instantes, sale una culebra.

Eso conversaban, es que yo he andado con personas mayores y me ha gustado preguntar todas estas historias, estas leyendas. Yo he sido curioso.[15]

Las brujas de Chambo (Variante 2)

Una bruja dizque cogía la escoba y se largaba. Entonces, se iba de esta nación a otra nación, se iba a Colombia, a Venezuela, agarraba la escoba y no regresaba. Y vuelta dezque se regresaba y volvía al día siguiente. Llegaba cansada, así decían, no, así contaban. Son cuestiones que no se han visto, pero antiguamente, han existido.

Las brujas hacían sus fechorías por ahí, maldades, por lo general hacían asustar a la gente, se iban a otras naciones por la noche y regresaban al día siguiente.[16]

 Las “brujas” de estos cuentos pertenecen al sinnúmero de seres invisibles y mágicos que forman parte de la realidad en las culturas primitivas de nuestro continente. La fantasía dota de poderes a esos personajes que acrecientan el miedo a la muerte, anuncian el desconocido mundo de ultratumba y causan desgracias, pestes, hambre y otros males. Hay también algunos de ellos que causan el bien. En su mayoría son culturas de concepción dualista, como las europeas, en las que coexisten el bien y el mal.

En el mismo rol mágico están los “duendes”. Acerca de ellos hay muchísimas historias, pero no solo aquellos duendes pequeñitos, de sombrero grande y ojos grandes, que persiguen a las mujeres con abundante cabellera. También hay otros duendes distintos como el siguiente:

 Inseparables: (El duende de Otón)

En Otón, vivía el pobre Jefe de Estación. Jefe de Estación es el que despacha y recibe los trenes. En ese tiempo, vivía el pobre asustado porque no había día que el duende no se aparezca. Onde él estaba, el duende estaba paseándose. Le hacía la conversa y todo. El hombre, desesperado, porque pensaba que iba a morirse del susto, pide a los jefes de Quito que le den el cambio, que le den el cambio. Y de oír tantas penurias del pobre Jefe de Estación, en Quito ordenaron que se le dé el cambio. Y bueno, como tenía el mismo tren para las movilizaciones, le señalan un vagón del tren y ahí embarcan todas las cosas y le dan el cambio de Otón a Cancagua. Y él iba feliz, contento. Ya cerquita de llegar a Cancagua, el duende le dice: “¿Ya nos estamos pasando?”[17]

En este cuento, los dos personajes, perseguidor y perseguido, ejemplifican una narración de “contrastes binarios”. Están presentes en la vida del protagonista dos elementos que ocupan una posición diametralmente opuesta. Estas estructuras son numerosas, tanto en temas de religión y mitología como en literatura oral. Los “contrastes binarios” están en el cerebro humano: el bien y el mal, lo bello y lo feo, lo grande y lo pequeño, y a través de ellos, es muy importante buscar los “contrastes binarios inconscientes” que están bajo la superficie del pensamiento.

Hay tanto que andar en busca de la realidad de nuestros pueblos, y la literatura oral es un camino para vislumbrar esa rica y antigua tradición cultural. La realidad de los grupos que presentan su voz en estos textos es la que afrontan todas las culturas ágrafas.

 Tengo esperanza de que el pequeño recorrido de estas páginas, ayude para un acercamiento al lenguaje de estos grupos humanos ecuatorianos. No olvidemos que esa forma de expresión está compenetrada con su vida misma. Su lenguaje también manifiesta la interacción de ellos con la naturaleza. Felizmente la amalgama que constituye la literatura oral con la realidad de los pueblos es indisoluble y no excluye a nadie, porque está distante de la distribución y el consumo, que sí le toca soportar a la palabra escrita.

Laura Hidalgo Alzamora
Sevilla, noviembre de 2019

Bibliografía

Aguiló, Federico. (1987). El hombre del Chimborazo. Ecuador, Quito: Ed. Abya- Yala.

Carvalho-Neto, Paulo. (1964). Diccionario del Folklore Ecuatoriano. Ecuador, Quito: Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana

 ——–(1962). Cuentos folklóricos del Ecuador. Ecuador, Quito: Editorial Universitaria.

Durango, Marcos. (1980). Recopilación de coplas de amorfinos en la Provincia del Guayas, Cantón Milagro: poligrafiados en 39 páginas.

Harris, Marvin. (2007). Antropología Cultural. España, Madrid: Alianza Editorial.

Hidalgo, Laura. (1990). Décimas Esmeraldeñas. España, Madrid: Ed. Visor, Biblioteca Filológica Hispana. Sociedad Quinto Centenario.

 ——–(1984). Coplas del Carnaval de Guaranda. Ecuador, Quito: Ed. El Conejo.

 ——–(2000). Mariangula y otros aparecidos. Ecuador, Quito: Ed. Eskeletra.

 ——–(2013). Duendes y Duendas más otros aparecidos de aquicito nomás. Ecuador, Quito: Ed. Universidad San Francisco de Quito.

Jara, Fausto y Moya, Ruth. (1987). Taruca, la venada. Ecuador, Quito: Ed. Abya-Yala

Ong, Walter J. (1987). Oralidad y Escritura. Mexico: Ed. Fondo de Cultura Económica.

Real Academia Española. (1973). Esbozo de una nueva Gramática de la Lengua Española. España, Madrid: Ed. Espasa Calpe S.A.


[1] Harris, Marvin. Antropología cultural, Madrid, Alianza Editorial, 2007.Endoculturaciòn: cultura heredada.

[2] Difusión: Influencia de culturas copiadas de otros países.

[4] Se les atribuye 6000 años aC.

[5] Estos poemas se escuchan en las Provincias de Guayas y Manabí.

[6] Pareja Diezcanseco, Alfredo, El Entenao, (Cantar montubio), Guayaquil, Ed de la Universidad de Guayaquil,1988(En una carta a Carlos Zevallos Menéndez, Pareja dice que escribió la obra en 1936. Este dato aparece en el mismo libro).

[7] Durango, Marcos, “Recopilación de coplas de Amorfinos en la Provincia del Guayas”, poligrafiados, 1980.

[8] Hidalgo, Laura. Décimas esmeraldeñas, Madrid, Ed. Visor, Biblioteca Fililógica Hispana/3. De la edición en España, Sociedad Quinto Centenario, 1990.

[9] Zancudo: mosquito. Informante: Tito livio Estupiñán Angulo; Oriundo de Rocafuerte, 70 años de edad. Décima recogida por Laura Hidalgo en Esmeraldas 1-04-1980.

[10] Chovoso: chova, pájaro de la familia de los córvidos.

[11] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Esbozo de una nueva gramática de la Lengua Española, Madrid, Espasa Calpe.

[12] Informante: María Carmen Buñay.

 Raza: indígena.

 Lugar de nacimiento: Riobamba, Chimborazo.

 Edad:63 años.

Entrevistadora de campo: Pressiana Petrova. Fecha: mayo de 2010.

[13] Ibid.

[14] Imformamte: Dolores Tipán Lachimba

Raza indígena

Lugar de nacimiento El Quinche

Edad 47 años. Texto recogido en El Quinche

Entrevistadores de campo: Ana Alvear, Sofía Borja, Ana Withers

[15] Informante: Antonio Díaz

Raza mestiza

Lugar de nacimiento: Chambo

Edad: 69 años

Entrevistadores de campo César Guadalupe, Alfonso Alvarado.

Noviembre de 2006

[16] Informante: José Luis Núñez Martínez

Raza: mestiza

Lugar de nacimiento Guano.

Edad 68 años.

Entrevistadores de campo: César Guadalupe y Alfonso Alvarado,

Noviembre de 2006

[17] Informante: Gerardo Wilson Núñez Acosta.

Raza mestiza

Lugar: Tababela, Pichincha

Edad: 74 años

Entrevistadores de campo: Fernanda Terán, Evelyn Vallejo

Año 2005.

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