Soy el mismo que miró
en la faz del mar una leve lluvia,
el mismo que hace poco
vio los rizos de las olas debajo
de un arco de gaviotas.
El mismo que dibujó las palabras
en la portada de San Agustín.
Una vez vi en el puerto de Cádiz
pasar la sombra del poeta Olmedo.
Se trata de existir
a modo del vapor
que a intervalos emana
de las aguas termales
y se dispersa en la frente rocosa.
Soy el espíritu de otras edades,
apenas detectable.
Y ahora soy el mismo,
el que anega las cosas
con el difuso líquido del tiempo.
Fuente: Pazos, Julio, La incierta percepción del tiempo. Quito : Academia Ecuatoriana de la Lengua, 2022, p. 85.