Anda mi muerte al paso por la esquina
y es árbol
y es silencio.
Rueda mi sombra en torno
como alguien que desoye su lamento.
Ya estoy con la alta estrella deslumbrada,
en su curva final de encantamiento.
Ya tengo —hielo antiguo—
las palabras cambiadas por retazos de viento.
Trueque de sangre y alma
por la frugalidad de agua en destierro,
mi muerte se detiene tras la esquina
para hacer de mí un árbol
dulce y ciego.