«En los ecos del órgano, o en el rumor del viento…» (Rosalía de Castro)

En los ecos del órgano, o en el rumor del viento, / en el fulgor de un astro o en la gota de lluvia, / te adivinaba en todo, y en todo te buscaba, / sin encontrarte nunca. / Quizás después te ha hallado, te ha hallado y ha perdido / otra vez de la vida...

En los ecos del órgano, o en el rumor del viento,
en el fulgor de un astro o en la gota de lluvia,
te adivinaba en todo, y en todo te buscaba,
sin encontrarte nunca.
Quizás después te ha hallado, te ha hallado y ha perdido
otra vez de la vida en la batalla ruda,
ya que sigue buscándote y te adivina en todo,
sin encontrarte nunca.
Pero sabe que existes y no eres vano sueño,
hermosura sin nombre, pero perfecta y única.
Por eso vive triste, porque te busca siempre,
sin encontrarte nunca.

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