Porque ya eres lo único que gravita en mis días
sangro por tu dolor hora tras hora.
Yo que sufrí desmedro cuando un niño moría
o una flor era rota de su tallo
que padecí en Vietnam y en Hiroshima
que acrecenté el despojo de todo cuanto amara
así enferma o insomne tantas veces
bregando con fantasmas interiores
poblando de sonatas y versículos
mi lenta soledad irremediable
cómo no desangrarme piel adentro
con tu llagada imagen que te asemeja a Cristo
mujer inmácula
madre de mis años
cuyos labios resecos
a veces le sonríen a mis lágrimas.