No hiere aquí la espada, / no blande la guadaña la ilusión de la muerte. / Las ruinas, a tu lado, / no te muestran los hierros del cerrojo vencido, / el desierto anfiteatro. / Miras la carcomida condición de la lápida...

No hiere aquí la espada,
no blande la guadaña la ilusión de la muerte.
Las ruinas, a tu lado,
no te muestran los hierros del cerrojo vencido,
el desierto anfiteatro.
Miras la carcomida condición de la lápida, el epitafio vano,
el sepia irreparable de una fotografía,
la desnudez del hueso, el dorado vacío del anillo que rueda
lejos de la prisión de cal de la falange.

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