¡Ah, estulticia ensoberbecida y mala poesía!
¡Ah, resquemor y tartamudeo frente a lo que no se entiende!
¡Ah, palabra cercenada por lo que escapa a las convicciones del
corazón!
Esta crónica inconclusa es el testimonio de mi fracaso
de mi azoramiento de mi nada
inscrita en la estrechez de un verbo que no se hizo
ni en el sufrimiento ni en la fiesta ni en las rebeldías
escrita con trazos en deshabitados soliloquios
mientras afuera distinta vida fluye
No soy la voz de otras voces que pueden hablar por sí mismas
Tan solo eco de mis personales angustias y estrechos límites
Imposibilidad de mirar con ojos que no sean
los que me obsequian de limosna estas miopes ansiedades
No soy sino la palabra del vecindario que para mí he fabricado
en deuda por siempre con aquellos que no son yo
ni lo que cercanamente me rodea
Soy lo único que puedo ser y sin traiciones
y hasta de eso dudo pero en ello persisto necio
Voz de mi voz y mi personal profundidad de soledades
y nada más que este pobre palabreo mío.