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Palabras iniciales de Susana Cordero de Espinosa en la incorporación de Gonzalo Ortiz

Palabras pronunciadas por doña Susana Cordero de Espinosa, directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, en la ceremonia de incorporación de don Gonzalo Ortiz Crespo como miembro de número.

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Quito, noviembre 20 de 2019.

Este año 2019 ha sido fecundo en Congresos académicos internacionales. En marzo, tuvo lugar en Córdoba, Argentina, el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Su lema «América y el futuro del español, Cultura y educación, tecnología y emprendimiento» se potenció en el XVI Congreso de la Asociación de Academias, que acaba de tener lugar en Sevilla y Córdoba. Nueve académicos ecuatorianos presentamos en él sendos trabajos lexicográficos y ponencias que fueron escuchados, apoyados y aplaudidos.

En septiembre, la Academia Peruana y la Academia Ecuatoriana, en conjunción feliz, realizaron en Lima el Congreso Internacional de Literatura Hispanoamericana «Ricardo Palma», en conmemoración de los cien años de la muerte del genial tradicionista, uno de los fundadores de la Academia Peruana de la Lengua.

Las 23 Academias de la Lengua norman panhispánicamente nuestra lengua y protegen su unidad, respetando su diversidad. Las obras que rigen la vida del español se trabajan panhispánicamente, con respeto por las características dialectales que imprimen en la lengua la idiosincrasia de cada uno de nuestros pueblos. Cada Academia elabora, a su vez, sus propias obras lexicográficas, repertorios, diccionarios, corpus; investiga, critica, valora, gracias al trabajo responsable de sus miembros de número y correspondientes.

Gonzalo Ortiz Crespo, en 2016, en el acto de ingreso a nuestra AEL como miembro correspondiente, tituló su discurso reglamentario: Testigo de la sociedad de la información, cincuenta años de vivir los medios por dentro. ¿Llevábamos ya cincuenta años inmersos en una sociedad que, aparentemente, no deja resquicio alguno para la vida íntima y personal?… En él, y en palabras que fluyen sin cortapisas, abundantes en detalles vividos, Gonzalo Ortiz corrobora su doble vocación de escritor e historiador. Relata así sus primeras experiencias en el mundo digital:

El diario HOY introdujo otra innovación en el país y en América Latina: fue el primer diario con diseño íntegramente modular, lo que solo podía hacerse por la informática… Eso nos llevó a algo muy importante, que tenía que ver con la lengua y su manejo: nuestro estilo debía ser muy conciso, aparte, por supuesto, de correcto y claro. Nada de narraciones insulsas y repetitivas al uso del periodismo de entonces, precisión, corrección, claridad, estilo sustantivo sin ser monótono.

Cito estas palabras que expresan con pasión de entendido las ventajas de la informática, por su relación con una noticia sustancial, publicitada en la sesión de clausura del reciente XVI Congreso sevillano presidido por los reyes de España. La Real Academia y cada una de las corporaciones americanas, la Academia Filipina y la Ecuatoguineana, junto con empresas tecnológicas, presentaron su proyecto ‘Lengua Española e Inteligencia Artificial’ (LEIA) cuyo objeto es ‘defender, proyectar y procurar el buen uso de la lengua española en el universo digital y, especialmente, en el ámbito de la inteligencia artificial y las tecnologías actuales, cuyos dos grandes objetivos, velar por el buen uso del español en las máquinas y aprovechar la inteligencia artificial para crear herramientas que fomenten el uso correcto del español en los seres humanos, ha sido impulsado inicialmente por la RAE y Telefónica, y contará con la colaboración de empresas tecnológicas como Google, Amazon, Microsoft, Twitter y Facebook’.

Se corroboró que existen herramientas producto de la interacción de la lengua y los recursos que la RAE ofrece con la inteligencia artificial. Gloso las conclusiones: Los socios tecnológicos oficializaron su colaboración en el proyecto, por medio de la firma de un acuerdo en el que se comprometen a utilizar los materiales de la RAE y ASALE como diccionarios, gramática u ortografía en el desarrollo de sus asistentes de voz, procesadores de texto, buscadores, chats, sistemas de mensajería instantánea, redes sociales y cualquier otro recurso, así como a seguir los criterios aprobados sobre buen uso del español. También facilitarán la disponibilidad del español como lengua de uso de sus productos y servicios, con el fin de que los ciudadanos disfruten de los beneficios que ofrezca, ahora y en el futuro, la inteligencia artificial.

El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, se pronuncia, al respecto:

Estamos en un momento crucial en el que tenemos que hacer algo que hicieron nuestros antecesores del siglo XVIII: normativizar la lengua de las máquinas y de la inteligencia artificial (IA). Si la IA ‘habla’ inglés, fundamentalmente, se ha de procurar que el español logre una posición eminente en ese mundo, así como también en el mundo general de las redes.

El ‘momento crucial’ del siglo XVIII fue el de la fundación de la Real Academia Española, en 1713 con la elaboración del Diccionario de autoridades, cuyos seis volúmenes aparecieron entre 1726 y 1739.

Confiemos en que la insustituible colaboración entre máquina y lengua, nunca llegue a suplir el trabajo del poeta, el del escritor apasionado por el descubrimiento de su estilo, la expresión de su libertad. Si ‘el estilo es el hombre’ como lo pronunció Buffon al ser recibido entre los ‘cuarenta inmortales’ de la Academia Francesa, si es la ‘manera de escribir y hablar peculiar de un escritor y, a la vez, la expresión de su individualidad en cuanto ser social que goza de libertad personal, la invasión digital podría dar al traste con nuestra libertad. Más de 580 millones de personas que en el mundo hablan español tendrán estos instrumentos como auxiliares incomparables para encontrar y expresar su propio y personal estilo, es decir, su ser de ser humano único y pasajero, mortal y, quizá, inmortal. No hay duda de que este panorama tiene mucho de positivo y, como cuanto a él concierne, también de secreto e imprevisible.

Termino con palabras que el académico argentino don Rafael Felipe Oteriño pronunció en Sevilla, como parte de su ponencia titulada “La poesía en tiempos de la exterioridad mediática. Del cantar al contar y del dramatizar al pensar”:

En verdad, todo tiende a alejarnos de la poesía. Pero la poesía se insinúa como una insistencia, como una invitación. Aguda, incisiva, dialógica, esencialmente libre, (…) Refugiada en el lector iniciado y, como otra forma del espectáculo, en la voz del intérprete, pone en práctica su principal función que es decir lo otro. No definir ni pontificar ni sentenciar, sino decir lo otro. Lo que está llamado al olvido, lo que es refractario al discurso, lo deliberadamente callado. Darle voz al secreto de los hechos y a lo amenazado por la insignificancia, no otro es su papel actual.

Confiemos en que ese ‘otro’ jamás sea suplantado: defender la poesía es defender la libertad, la belleza, el arte, arma de la cual dijo Nietzsche: ‘Tenemos el arte para no morir de la verdad’.

Susana Cordero de Espinosa.

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