Poema del día: Fragmento de «Ultraje del río» (Filoteo Samaniego)

Vagaron por el río, muerte y vida, / como hermanas o amantes, / unidas al cuerpo de la orilla; / avanzaron hacia el fondo del mar, / dominio del olvido. / Se abrieron los ojos prendidos del cocuyo / y aquéllos, del incrédulo y su asombro.

Vagaron por el río, muerte y vida,
como hermanas o amantes,
unidas al cuerpo de la orilla;
avanzaron hacia el fondo del mar,
dominio del olvido.

Se abrieron los ojos prendidos del cocuyo
y aquéllos, del incrédulo y su asombro.

Flotaron, en la noche, cruces sobre cada nombre;
y nadie aprendió tanto nombre sumergido.

Advino ese noviembre sin razón
y se indignó el agua ultrajada.

Surgieron la queja y el reclamo
y nadie pudo responder el clamor del agua absorta.

Tras las cañas aguaitaba un ojo abierto,
un tajo de luz,
machete que hendía las pupilas.

Valieron más la ceguera y la noche.

Valió esa víspera
anegada de insectos y de lluvia,
de huesos doloridos,
de pieles descarnadas.

Fue hora de morir, de golpe, por querer vivir,
de golpe.

Miro ahora el espejo del río;
¿en dónde sumergirme;
en qué fondo de azogue;
hacia dónde, hacia el limo, hacia el reflejo?

Voy por las aguas, río adentro,
hasta el hogar del pez,
llevando el peso de propia pesadumbre,
para volver al ojo sorprendido,
y verme en redoblada hondura.

Salir del mí al mundo circundante,
al habla común,
entablar el diálogo y no obtener réplica.

En un lado la imagen sobre el agua, bajo el
agua.

Y en el otro,
los demás y yo,
imagen aún no inmersa,
viéndolos hundirse, como yo mismo,
en abismos y ocultas razones.

(De Oficios del río, 1983)

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