Voici le masque pour la fete du mensonge.
Henry de Regnier.
Hermano, si me río de la vida y de sus cosas
notarás en mi risa cierto rezo de angustias,
sentirás las espinas que hay en todas las rosas,
comprenderás que casi mis flores están mustias.
Yo pongo a los cipreses de mi sendero ahora,
una doliente gracia contradictoria y llena
de la azul agonía que aprendí de la Aurora
que es hija de los rojos crepúsculos de pena.
Se apagaron aquellos ojos que me sonrieron
diabólicos y brujos detrás de una ventana,
y esta tarde yo he visto que en mi jardín murieron
pobres rosadas rosas que enterraré mañana.
Indiferentemente tiene mi herida abierta
el dorado veneno que me dio esa mujer:
Voy a entrar al olvido por la mágica puerta
que abrirá ese loco divino: Baudelaire!
(De La flauta de Onix, 1972)