
Aquí en el pueblo viejo
nadie te recuerda padre.
Sólo una vieja
antigua vendedora de pargos
ahora enriquecida
te nombró por tu apellido
y escupió un poco de maldad
desde su faz de momia.
Por lo demás nadie recuerda
cómo eras. ni tus amaneceres
en alta mar dando la bienvenida
a los ingleses,
tampoco todo lo que hiciste
por el pueblo viejo
con el solo hecho
de hacerme nacer
cerca de la rompiente
y los atardeceres olvidados.
Transcrito por Jorge Luis Pérez Armijos. Tomado de Compilación de poemas de ecuatorianos.