que el sol nos queme como a un puñado de pasto
que los pájaros se duerman en pleno vuelo
y no logren verla
que las iguanas laman y laman los árboles
jamás su piel
que nadie más pueda leer
la frase del portón
que el clavel no se marchite
y que sangre como un río interminable
y que todos olviden que desearon tenerla
aunque sea por un sólo instante
que los gallos se entierren las espuelas en el pecho
y mueran.