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Revista Lumbreras publica artículo sobre «Voces que cuentan: diez narradoras ecuatorianas»

La revista Lumbreras, de México, publicó un artículo de Josué Cantorán sobre la antología de escritoras ecuatorianas de doña Valeria Guzmán Pérez, lexicógrafa, poeta y colaboradora de la Academia. Lo compartimos con ustedes.

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Foto: Cortesía de Valeria Guzmán.

La revista Lumbreras, publicación digital sobre arte y cultura, con sede en la ciudad de Puebla, México, publicó un artículo de Josué Cantorán sobre la antología Voces que cuentan: diez narradoras ecuatorianas, de doña Valeria Guzmán Pérez, lexicógrafa, poeta y colaboradora de la Academia. Lo compartimos con ustedes.

Con audios y una antología, difunden la literatura de mujeres ecuatorianas

Diez relatos escritos por autoras contemporáneas originarias de Ecuador conforman la antología Voces que cuentan: diez narradoras ecuatorianas (2023), editada y seleccionada por la poeta y traductora Valeria Guzmán Pérez como una extensión del proyecto “Mujeres al oído”, cuya finalidad central es la difusión y promoción de la literatura escrita por mujeres en aquel país.

En semanas pasadas, el libro tuvo dos presentaciones en Puebla: una presencial en el foro-bar Tía Graciela (4 Sur 706, Centro) y más tarde una en línea, que se realizó como parte del “Coloquio interdisciplinario de género y feminismo en las humanidades”, del que participa la BUAP. En la primera de ellas, Valeria Guzmán estuvo acompañada de María José Jean Juárez, egresada de la BUAP y autora de la fotografía que aparece en la portada de la antología. En la segunda, la antología fue presentada por la escritora Raquel Hoyos, cuentista poblana y autora de los libros Maldita (2021) y El lado equivocado (2023).

Por otro lado, la antología también fue presentada en la Feria Internacional del Libro Universitario (Filuni), de la UNAM, junto a Andrea Muriel y Alma Karla Sandoval, ambas escritoras feministas que dirigen proyectos de difusión de la literatura escrita por mujeres.

Voces que cuentan se integra de una decena de relatos escritos por las narradoras ecuatorianas Gabriela Alemán, Solange Rodríguez Pappe, Melanie Márquez Adams, Gabriela Ponce, Sandra Araya, María Auxiliadora Balladares, Daniela Alcívar Bellolio, Diana Zavala, Marcela Ribadeneira y Andrea Armijos Echeverría.

Su origen es el proyecto “Mujeres al oído”, una iniciativa surgida durante el confinamiento originado por la pandemia de covid-19 que consistió en la difusión de la literatura escrita por mujeres ecuatorianas, en géneros como el cuento, la poesía y la minificción, y a través de la grabación de los textos literarios en audios que han sido difundidos en redes sociales y plataformas digitales.

Del audio al libro impreso y digital

Durante el confinamiento causado por la pandemia de covid-19, el Ministerio de Cultura y Patrimonio del gobierno de Ecuador, a través del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación, lanzó una convocatoria para generar proyectos culturales sin salir de casa —un símil al programa “Cultura en casa”, del gobierno mexicano—. Un colectivo cultural del que forma parte la poeta, traductora y lexicógrafa Valeria Guzmán ideó un proyecto que consistía en grabar la lectura en voz alta de las obras literarias escritas por mujeres ecuatorianas con la finalidad de difundir los audios y llegar a públicos diversos que no son aficionados al libro impreso.

“Lo que nos interesaba”, explica Valeria Guzmán en entrevista con LUMBRERAS tras sus presentaciones en Puebla, “era apostar por formatos distintos, puesto que había mucha gente que durante la pandemia empezó a escuchar podcasts, audiolibros, etcétera, así que nos juntamos con un estudio de grabación llamado La Parada Producción, dirigido por Diego Velázquez, y con el camarógrafo Rafael Alejandro Pinchado, y decidimos empezar a trabajar en una primera versión de este proyecto”.

“Mujeres al oído”, como se nombró este proyecto de difusión literaria, desarrolló una primera fase de grabación de cuentos con los fondos obtenidos por parte del ministerio ecuatoriano. En esta fase se grabaron ocho relatos de escritoras ecuatorianas. Para entonces, el proyecto contaba también con la participación en la comunicación y gestión de redes sociales de Rebeca Martínez, María José Moyanquer y Clara Ortiz Palafox, esta última diseñadora gráfica egresada de la BUAP.

“Los fondos se acabaron ahí”, recuerda Valeria Guzmán, “y como colectivo nos tocó tomar una decisión. La pregunta era si nosotros podíamos sostener al proyecto con nuestros propios fondos, y así decidimos hacerlo. Entonces grabamos a 32 poetas”.

La propia naturaleza de los poemas, que suelen ser más breves que los cuentos, permitió dar continuidad al proyecto aun sin fondos estatales, y las grabaciones comenzaron a circular —y siguen circulando— en plataformas como Spotify, YouTube y Soundcloud. Además, “Mujeres al oído” comenzó a ganar notoriedad y comenzó a participar en ferias de libro y otros eventos literarios, e hizo eco en publicaciones culturales ecuatorianas.

Las redes sociales de “Mujeres al oído” se han vuelto un punto de difusión y encuentro entre las hacedoras de literatura en Ecuador. Ahí, se difunden boletines con noticias sobre las escritoras ecuatorianas, se comparten las novedades editoriales, se felicita a las autoras cuando ganan algún premio y se comparten fragmentos de sus obras literarias. “Estamos siempre moviéndonos y difundiendo tanto el quehacer literario de las autoras”, dice Valeria en entrevista, “como sus logros, además de tener las grabaciones, que es el fuerte de Mujeres al oído”.

Poco tiempo después de iniciado el proyecto, los escuchas comenzaron a inundar los mensajes privados de las redes sociales de “Mujeres al oído”. Los usuarios, recuerda Valeria, querían saber dónde encontrar en formato impreso los relatos escritos por mujeres ecuatorianas y recitados en esos audios.

“Entonces me dio mucha risa”, recuerda la también poeta y traductora, “porque el proyecto iba en contrasentido, es decir, procuraba pasar del texto impreso al audio para experimentar con otro soporte, pero de pronto la gente empezó a preguntar por el libro clásico, impreso”.

Aliadas con el Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, “Mujeres al oído” comenzó a trabajar en una publicación impresa que les permitiera redondear el proyecto volviendo al formato impreso. Para cumplir con el número 10, la editora Valeria Guzmán eligió a dos autoras que habían participado en la fase de microrrelato y comenzó la edición.

No todos los cuentos grabados aparecieron en la antología, pero sí se conservó el catálogo completo de autoras, es decir, algunas autoras participan pero con diferente texto al que fue grabado originalmente.

“El proyecto Mujeres al oído ha sido exitoso”, confirma Valeria Guzmán, “porque ha cumplido con sus propósitos de creación. Nosotros nos habíamos puesto como objetivo llegar a un público mucho más joven. Siempre está esta idea absurda de que los jóvenes no leen, y no leen literatura, y yo decía ‘bueno, entonces quizá la literatura debe entrar por otra parte, quizá deben escucharla’”.

Siguiendo las métricas de las redes sociales del proyecto, Valeria sostiene que los materiales grabados de “Mujeres al oído” han sido escuchados principalmente por personas jóvenes y en países, además de Ecuador, como México, Argentina, Perú, Bolivia, España, Inglaterra y Luxemburgo.

“O sea que llegamos a ese público joven al que aspirábamos llegar”, dice. “La pandemia nos abrió un espacio que era poco explorado todavía por muchos de nosotros y eso nos dio chance de insertarnos en el mundo digital a todos los que estábamos haciendo cuestiones de cultura. En ese sentido, estos espacios, tanto los canales como las redes sociales, nos permiten hacer una difusión que tiene un alcance a nivel mundial que antes, a través de solo publicaciones en físico, no teníamos”.

La representación de las mujeres escritoras

Al preparar la antología Voces que cuentan: diez narradoras ecuatorianas, su editora, Valeria Guzmán Pérez, que se formó como lingüista en la BUAP y la UNAM, realizó una revisión de otras antologías similares, la mayoría de ellas “mixtas”, es decir, que contienen la obra tanto de autores hombres como de autoras mujeres, para así conocer la representación que las estas han tenido en estos compilados en la historia de la literatura ecuatoriana. Lo que encontró confirmó sus sospechas.

“En un primer corte de antologías publicadas entre 1960 y 2000”, explica la editora en el prólogo de su antología, “fueron antologadas únicamente un 5% de mujeres; como dato curioso, la más antologada fue Eugenia Viteri. De 2001 a la fecha, se antologa al menos un 25% de mujeres y la autora más antologada ha sido Solange Rodríguez Pappe. Ese 20% que distancia el primer corte del segundo ya marca una diferencia sustancial, y ojalá que progresiva”.

Pero, si bien se vive un momento de aparente explosión para las escritoras de habla hispana, en el que han ganado notoriedad internacional en el mercado editorial, y en el que algunas narradoras ecuatorianas, como Mónica Ojeda y María Fernanda Ampuero, empiezan a ser sumamente reconocidas, este auge debe ser visto con sumo cuidado y perspectiva histórica, advierte Valeria Guzmán.

“Yo vengo de la lingüística”, ahonda en entrevista con esta revista digital, “es decir que me he acostumbrado a apoyar mis argumentos en datos, por lo general numéricos. A mí me preocupaba realmente que pareciera que estamos en un momento en el que las autoras están en auge, que la literatura escrita por mujeres es la que se pone en las librerías, que se han empezado a publicar un montón de libros escritos por autoras, y eso ha generado cierta resistencia por parte de los escritores hombres”.

Valeria recuerda que las escritoras de épocas pasadas que son conocidas en la actualidad fueron “excepciones a la regla” en la literatura, un campo dominado no solo por los hombres escritores sino por temáticas y estilos considerados usualmente masculinos.

Más aún, lamenta Valeria, la obra de autoras de la Antigüedad clásica, como Safo, pasando por la época novohispana con Sor Juana Inés de la Cruz, hasta autoras más contemporáneas, como la estadounidense Sylvia Plath, han sido siempre objetos de censuras y cortes, por lo que su obra completa no se conoce realmente en la actualidad.

“A pesar de eso”, continúa Valeria, “a pesar de que se pudieron colar, a pesar de que fueron excepciones a la regla, la obra de estas mujeres nos ha llegado incompleta. Hemos recibido sus obras editadas, como de Sylvia Plath, con su marido haciendo selecciones de lo que a él le daba la gana. A mí me preocupa no el hecho de que los hombres piensen que se les está relegando. Para mí, no es que se les esté relegando, es que por fin se les está dando a las mujeres un lugar que durante siglos se les había negado, y esto es porque finalmente el mercado ha visto que eso es beneficioso para ellos”.

Aunque ahora parezca haber una mayor presencia de mujeres escritoras en el panorama literario, los números siguen siendo considerablemente menores, pues, como advierte Valeria Guzmán, solo tres de cada diez libros nuevos en el mercado literario son de autoría femenina.

“Yo espero”, ahonda, “no que seamos un número ni que nos den una cuota de género, sino que la literatura escrita por mujeres alcance sus espacios y sus lugares, porque lo merece, porque estéticamente tiene la calidad para ocupar ese lugar (…) y esos lugares que una puede ocupar, pues hay que abrirlos. De lo que me he dado cuenta con el trabajo de estos tres años es que esos lugares tenemos que ocuparlos peleando por ellos, porque no están ahí para nosotras, no están esperando por nosotras”.

En ese panorama, una antología como Voces que cuentan: diez narradoras ecuatorianas, y otros más dedicados a la difusión de la literatura que escriben las mujeres, finaliza la poeta y editora, se vuelve fundamental.

“Justamente por eso”, concluye Valeria Guzmán en entrevista, “justamente considerando que es un momento en el que pareciera que la palestra está puesta para que las autoras difundan su obra, creo que hacer productos como esta antología, o estos proyectos de cultura que difunden exclusivamente la obra escrita por autoras, es fundamental”.

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