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«Toda una bella aventura», por doña Susana Cordero de Espinosa

Por eso, el hecho de que en el Ecuador, proporcionalmente, leamos medio libro al año por persona, dice de carencias trágicas y esenciales. La cultura, los buenos libros, la música, la belleza poética...

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Nuestro saber surge del aprender cada día más sobre distintas materias, con preguntas insistentes, ricas. Racionalidad y magia, dos elementos que encontramos en cualquiera de los géneros literarios, forman parte del bagaje intelectual de todo ser humano. Por eso, el hecho de que en el Ecuador, proporcionalmente, leamos medio libro al año por persona, dice de carencias trágicas y esenciales. La cultura, los buenos libros, la música, la belleza poética son universos de los que no podemos prescindir, y dan razón de esfuerzos sostenidos por nuestros Ministerios de Educación y el de Cultura, de ferias de libros nacionales e internacionales. Una de ellas es la vivida en Quito, hasta este 13 de diciembre. Recapitulemos, soñemos…

El lema de la edición XIII de la Feria Internacional del Libro fue “Leer, otro modo de encontrarnos”: y lo dijo todo sobre su sentido, propósito y valor. Escritores y escritoras nacionales e internacionales, dignos de constar en prestigiosas ferias del mundo, fueron invitados. Destaco el papel de su curador, Santiago Vizcaíno, ya ejercido en varias de las Ferias del Libro de la PUCE, apreciado director del Centro de Publicaciones de la Católica desde hace algunos años, él mismo, poeta y novelista. Ejerció esta desafiante curaduría y brindó al Ecuador uno de los acontecimientos culturales más importantes del año. La gerente del Plan Nacional del Libro y la Lectura, Juana Neira, reconoce ‘el inmenso trabajo de los organizadores de esta primera Feria Virtual’ y elogia la ‘participación permanente del público’. Fue esencial la colaboración de empresas de servicios tecnológicos y los resultados, espléndidos, según la mayor parte del numeroso público asistente. Debido a la pandemia que ‘vivimos’ (con los ojos puestos, como nunca, en la posibilidad de nuestra propia muerte ay, cierta y cercana), los 160 eventos presentados hasta el 13 de diciembre lo hicieron ‘on line’. ‘Intervinieron más de 80 expositores; se montaron 88 ‘estands’, cuatro salas activas para mesas redondas, conferencias y lanzamientos de libros, tres de ellas en la agenda general y una, destinada al pabellón infantil y juvenil con 60 actividades’.

Otro detalle importante: el de la sensible reducción del costo de este acontecimiento singular. Las ferias del libro normales traen a los autores desde otros países, los buscan y pagan viajes y estadías. Esta, debido a la pandemia, costó sensiblemente menos dinero que cualquiera de las anteriores, experiencia que ayudará en el futuro: “El costo de esta Feria no llegó a los 180.000 dólares. Cualquier feria del libro cuesta muchísimo más”, añade Juana Neira.

Estuvieron invitados, entre muchos otros, 65 escritores nacionales y 20 internacionales; editoriales, librerías, editores universitarios, editores y librerías independientes, embajadas, organizaciones públicas y privadas. Sobre ventas, Oswaldo Almeida, presidente de la Cámara Ecuatoriana del Libro dice que es ‘otra aventura’. Que volvamos a vivirlas.

Este artículo apareció en el diario El Comercio.

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