Alta y fornida, cual gallarda encina,
de ébano tiene el resplandor tu seno;
eres un vaso de febril veneno
con sabores de miel luciferina.
Tu mirada picante es de felina,
hembra de lomo mórbido y relleno;
tu rojo labio, en el festín obsceno,
lanza su muelle copla libertina.
Como el manto cobrizo de una hoguera,
envuelve tu ampulosa cabellera
las desnudeces de tu carne ardiente;
y en el dogal de tu insaciable abrazo
se mezclan las crueldades del zarpazo
al lánguido ondular de la serpiente.