Este patio con flores, ¿recuerdas ?, es el mismo
que oyó mis cantos de alba e hizo un eco a mis juegos,
y así que hoy es anciano tiene las rosas jóvenes
como un ensueño antiguo que alarga sus reflejos.
La misma sombra vierte de su ramaje grato
ayer cuando soñaba y hoy que en soñar me empeño
y su recogimiento de flores sin mudanza
me invade como una onda de oloroso silencio.
Este jardín del patio que envejece aromado
sintió pasar la muerte sobre sus hojas quietas
y abrió a la Extraña su arco de ramas indolentes
como abrió a las gozosas ráfagas de la vida.
Cuando volví en los brazos de una frágil victoria
y cuando, tantas veces, volví triste y vencido,
este jardín inmóvil a mis pasos mudables
como siempre, hierático, se mostró florecido.
Mañana que no pueda volver, sus ramas viejas
tendrán las mismas flores para manos distintas
y el mismo arco caduco de enredaderas ágiles
que tejió la corona de las bodas extintas
dará una sombra igual a nuevos sueños frágiles.
Jardín que ahora mi sombra con tono gris reflejas
y que envuelves mi terca soledad con tu aliento,
inmutable y florido bajo de las estrellas,
tu corazón salvaje que se baña de lluvia
se quema con los soles y tiembla con el viento.
(Tomado de Los otros postmodernistas, Ariel, sin fecha)